07 de julio de 2016

"EL DERECHO A LA IDENTIDAD BIOLÓGICA"

JORNADA DE DEBATE PÚBLICO

La supresión o alteración de la identidad configura un delito que se registra a lo largo y a lo ancho de nuestro país. Las causas son diversas, pero la tragedia es la misma: ignorar la verdadera identidad biológica. Es una obligación del Estado asistir a toda persona que busca su origen para garantizar el derecho fundamental a saber quiénes somos.

En sus origenes hay un acto mentiroso, un robo, una adulteracion, una verguenza o, simplemente, una desesperacion. Un vacio con el que cargan y les impulsa tras la verdad en busca de las respuestas primeras: la identidad biologica.

No son hijos de desaparecidos durante la ultima dictadura ni pertenecen al grupo de los apropiados aun cuando, como ellos, tienen adulterado el origen. Ese saber que para la mayoria es una certeza: nuestros padres, el lugar donde nacimos, el nombre que nos identifica. Todos los atributos que hacen de cada uno de nosotros una persona y por eso ejercemos en plenitud el derecho a la identidad. Tan fundamental como el derecho a la libertad y a la integridad. Sobre todo, el derecho a la verdad. En una sociedad como la nuestra, tan proclive a la falsificacion, conmueve ver como esos adultos buscan la informacion que le de veracidad a sus origenes, a las circunstancias de sus nacimientos. En general, adultos que quieren saber quienes son sus madres, a las que -sospechan- les robaron a sus bebes para ser vendidos. Ese trafico que desde las grandes ciudades se ve como mito y que, por el contrario, es una realidad en las provincias feudales y en las barriadas pobres que como un cinturon de pobreza rodean a la Capital Federal. Otros, entregados por chicas pobres a mujeres que no pueden tener hijos, una practica aceptada por muchos medicos, enfermeras y parteras, bajo el prejuicio de "estara mejor en una casa con comodidades". O la contracara de muchachas de "buenas familias", avergonzadas por la hija que quedo embarazada.

Madres que narran con dolorosa precision el nacimiento de un hijo al que horas despues le anuncian muerto. Partidas de nacimiento cuyas fechas no coinciden, historias clinicas visiblemente adulteradas; mujeres ya adultas que escuchan a su madre confesar, decadas despues, que el hijo o la hija al que creia muerto esta con vida. Sin que conozcan ni su nuevo nombre ni paradero. Padres que buscan a sus hijos robados, hijos que preguntan por sus padres. Unidos por la misma necesidad, todos reclaman su derecho a la identidad biologica y la informacion que el Estado oculto por omision o desidia.

Ellos mismos dicen que en Argentina existen mas de un millon de personas que buscan su identidad biologica. Una cifra dificil de constatar por el mismo ocultamiento que rodea sus dramas personales. Sin embargo, de la magnitud del problema dan cuenta las numerosas asociaciones que los agrupan y conectan por las redes de Internet, surgidas la mayoria en el inicio del nuevo siglo e impulsadas por esa otra tragedia que se reconoce mundialmente, la de las Abuelas de Plaza de Mayo. Pero si la busqueda conmovedora y a la vez detectivesca de las Abuelas para encontrar a los hijos de los presos desaparecidos conto con el sustento fundamental del Banco Nacional de Datos Geneticos, creado en 1987 por el gobierno de Raul Alfonsin, este grupo de argentinos que busca saber quienes son han encontrado las puertas cerradas desde que se restringio en 2009, por ley, el acceso universal a ese Banco, que hoy solo atiende casos de lesa humanidad. Un grave retroceso de la universalidad que imponen los principios juridicos de los Derechos Humanos. Debemos, por tanto, dar respuesta, a la demanda de estos hombres y mujeres a los que se les sustrajo la identidad no por un Estado terrorista sino por un Estado omiso, desorganizado y mal integrado en una nacion a la hora de garantizar la verdadera filiacion de los recien nacidos.

No deja de ser paradojico que en tanto el avance de la civilizacion fue abandonando el rasgo filiatorio de la sangre, una reminiscencia tribal que tantas veces le ha abierto las puertas al racismo, en nuestro pais debamos insistir en la necesidad de garantizar a tantas personas la verdad sobre su identidad biologica. Para que no queden dudas, en la mayoria de los casos se trata de robo y trafico de bebes, una matriz cultural sobre la que se tejio la tragedia de los ni?os apropiados durante la dictadura. Un aprendizaje que debiera servir, ahora, como experiencia y apertura solidaria a todos aquellos que dudan sobre su identidad biologica y que necesitan la misma atencion que tuvieron y tienen los casos de lesa humanidad. Para que la ense?anza de la Historia nos permita construir un Estado de Derecho moderno y eficaz tanto para que las adopciones legales a tanto ni?o abandonado puedan hacerse de forma sencilla como para que en los proximos treinta a?os no tengamos nuevos adultos que golpeen las puertas de los organismos del Estado para conocer el origen del que fueron despojados.

 

INFORME DEL OBSERVATORIO DE DERECHOS HUMANOS