02 de junio de 2015

#NI UNA MENOS

Desde el Observatorio de Derechos Humanos del Senado de la Nación, nos sumamos y convocamos a la movilización "NI UNA MENOS" porque entendemos que se trata de "una causa justa", ya que nos oponemos "a todo tipo de violencia hacia la mujer y a favor de avanzar en la igualdad de género, para construir una sociedad mejor con base en el respeto y los derechos humanos".

Los Derechos Humanos son complementarios e inseparables. El avance de uno de ellos compromete a los otros y facilita el avance de los mismos; asimismo la privación de un derecho afecta negativamente a los demás y todos son igualmente importantes. Argentina asumió el compromiso de proteger los derechos de las mujeres.

Decimos claramente que "Toda mujer tiene derecho a una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como en el privado". (art.3 Convención Belem do Pará)

"Toda mujer podrá ejercer libre y plenamente sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales y contará con la total protección de esos derechos consagrados en los instrumentos regionales e internacionales sobre derechos humanos. Los Estados Partes reconocen que la violencia contra la mujer impide y anula el ejercicio de esos derechos" (art. 5 Convención Belem do Pará)

"El derecho de toda mujer a una vida libre de violencia incluye, entre otros: a- el derecho de la mujer a ser libre de toda forma de discriminación. Y b- El derecho de la mujer a ser valorada y educada libre de patrones estereotipados de comportamiento y prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad o subordinación" (art. 6 Convención Belem do Pará)

Exigimos a la Justicia procedimientos legales y justos, porque su mirada patriarcal no protege a las mujeres víctimas de violencia. Exigimos que la Justicia garantice el acceso a las víctimas con el patrocinio gratuito y que las causas en los fueros civil y penal se unifiquen para su efectiva protección ante situaciones de violencia para que no se revictimice a las víctimas. También que disponga un monitoreo de las causas para que se cumplan las medidas que se disponen en ese marco de denuncia.

Exigimos a los medios de comunicación que se respeten los protocolos contra la discriminación, que contribuyan a la erradicación de la violencia contra las mujeres, al respeto y a su dignidad. Que no transmitan con detalle cómo se asesina a una mujer, porque eso genera una multiplicación del modo de violencia. Que no repitan los modelos estereotipados de hombre y mujer que implican superioridad o inferioridad de cualquiera de los géneros, que legitiman o exacerban la violencia contra las mujeres. Exigimos la utilización de un lenguaje no sexista.

Entendemos que las leyes no cambian los comportamientos de un día para el otro; que este cambio es cultural desde lo más profundo. La educación es fundamental. Educar nos compromete a todos, desde todos los ámbitos. Necesitamos proyectos educativos dirigidos a modificar los estereotipos en docentes y alumnos de comportamientos tradicionales que se utilizan para justificar o legitimar la violencia contra las mujeres.

Es necesaria la implementación del Plan Nacional de Acción para la Prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres que figura en la Ley 26485 de manera integral, con estadísticas y con un Registro oficial único, para que las políticas públicas se piensen en concordancia entre todos los actores del Estado. La ley integral aborda un problema de gran envergadura denominado "estructural", porque sus raíces son normas y valores socioculturales. No se puede seguir justificando la violencia desde las patologías ni como casos aislados, que responde a un modelo de socialización de siglos de historia de desigualdad de las mujeres. Todavía no se acepta que una mujer decida hacer uso de su libertad, tomar la iniciativa y romper el vínculo para intentar una nueva etapa en la vida. La sociedad toda debe liberarse de prejuicios y acompañar al Estado Nacional en el avance del tratamiento de temas que nos involucran a todas y todos.

LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES DEBE SER CONDENADA Y REPUDIADA SOCIALMENTE.

Es un largo recorrido, pero la meta merece la pena y la violencia contra las mujeres en sus hogares o fuera de ellos, o por sus parejas debe ser condenada y repudiada socialmente, y ser prevenida con educación y formación igualitaria y con un eficaz tratamiento de la justicia.

La violencia tiene muchos grados, muchos rostros que implican muchas libertades por las cuales luchar.

Que esta marcha se constituya en el pacto social donde todas y todos asumimos el compromiso de actuar para preservar la vida de las mujeres y proteger el derecho a la igualdad, a la no discriminación y a una vida sin violencia.

Decimos basta a la violencia que se ejerce sobre la autonomía y el cuerpo de la mujer.