Número de Expediente 2931/03
N° | Origen | Tipo | Extracto |
---|---|---|---|
2931/03 | Senado De La Nación | Proyecto De Declaración | ISIDORI : PROYECTO DE DECLARACION ADHIRIENDO A LA CONMEMORACION DEL DIA INTERNACIONAL PARA LA TOLERANCIA , A CELEBRARSE EL 16 DE NOVIEMBRE DE CADA AÑO . |
Listado de Autores |
---|
Isidori
, Amanda Mercedes
|
Fechas en Dir. Mesa de Entradas
MESA DE ENTRADAS | DADO CUENTA | Nº DE D.A.E. |
---|---|---|
17-11-2003 | 19-11-2003 | 172/2003 Tipo: NORMAL |
Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones
DIR. GRAL. de COMISIONES | INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS |
---|---|
17-11-2003 | 10-03-2004 |
Giros del Expediente a Comisiones
COMISIÓN | FECHA DE INGRESO | FECHA DE EGRESO |
---|---|---|
DE RELACIONES EXTERIORES Y CULTO
ORDEN DE GIRO: 1 |
17-11-2003 | 10-03-2004 |
ENVIADO AL ARCHIVO : 19-04-2004
Resoluciones
SENADO |
---|
FECHA DE SANCION: 18-03-2004 |
SANCION: APROBO |
COMENTARIO: SOBRE TABLAS |
NOTA:SE AP. UN PD. CONJ.S.2554,2573,2637,2905/03 C/DICT |
Órdenes del Día
NÚMERO | DE FECHA | ESTADO | ANEXO |
---|---|---|---|
3/04 | 16-03-2004 | APROBADA | Sin Anexo |
En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-2931/03)
PROYECTO DE DECLARACION
El Senado de la Nación
DECLARA:
Su Adhesión al Día Internacional de la Tolerancia a celebrarse el 16
de noviembre, en coincidencia con la fecha de proclamación de la
Declaración de Principios, firmada por la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en el año
1995, quien como representante de los pueblos de las Naciones Unidas
expresó: "Es en la mente de los pueblos donde deben erigirse los
baluartes de la paz, reafirmando la fe en los derechos del hombre y la
dignidad de la persona humana".-
Amanda M. Isidori.-
FUNDAMENTOS
Sr. Presidente.
En París, el 16 de noviembre de 1995 fue proclamada y firmada la
Declaración de Principios sobre la Tolerancia por los Estados Miembros
de la UNESCO, quienes en tanto representantes de los pueblos de las
Naciones Unidas resolvieron "preservar a las generaciones venideras
del flagelo de la guerra, ...a reafirmar la fe en los derechos
fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona
humana, ...y con tales finalidades a practicar la tolerancia y a
convivir en paz como buenos vecinos" (Preámbulo).
Es indiscutible el estado de alarma creciente que produce la
actual intensificación de los actos de intolerancia en sus más variadas
manifestaciones: terrorismo; xenofobia; nacionalismo agresivo;
marginación y discriminación perpetrados contra minorías nacionales,
étnicas, religiosas y lingüísticas, inmigrantes, refugiados; así como
también actos de violencia e intimidación contra personas que ejercen
su derecho de libre opinión y expresión; todo lo cual constituye tanto
una severa amenaza para la consolidación de la paz y de la democracia
en el plano nacional e internacional como un obstáculo para el
desarrollo de las naciones.
De acuerdo con la perspectiva ética que fundamenta a la citada
Declaración la tolerancia está concebida en términos de respeto,
aceptación y aprecio de la rica diversidad de las culturas de nuestro
mundo, de formas de expresión y de modalidades humanas. Tal nivel de
tolerancia se adquiere a través del conocimiento, la actitud de
apertura, la comunicación y la libertad de pensamiento, de conciencia y
de religión. Por tal motivo mediante la tolerancia - en tanto valor y
acción morales - puede lograrse la armonía en la diferencia.
Entonces, no sólo se trata de un deber sino además de una exigencia
política y jurídica: al ser la virtud por excelencia que hace posible
la paz, contribuye a sustituir la cultura de la guerra por la cultura
de la paz.
Cabe aclarar que tolerancia no es lo mismo que concesión,
condescendencia o indulgencia. Pues, tal como lo indica esta
Declaración en su artículo 1, inciso 1.2, se trata por sobre todo de
una actitud activa de reconocimiento a los derechos humanos
universales.
En ningún caso puede utilizarse la tolerancia para justificar el
quiebre de estos valores fundamentales porque en ese caso se caería del
lado de la complicidad, que constituye su contracara.
Asimismo, la tolerancia han de practicarla los individuos mediante el
ejercicio de la ética de la compasión (la capacidad de ponerse en el
lugar del otro), los grupos a través de la ética de la acción
comunicativa (la habilidad de lograr acuerdos mínimos) y los Estados
ratificando las convenciones internacionales existentes en materia de
derechos humanos y, cuando sea necesario, mediante la elaboración de
una nueva legislación que garantice la igualdad de trato y
oportunidades a todos los grupos e individuos de la sociedad.
Estoy convencida de que la educación constituye el medio más eficaz
para prevenir la intolerancia. Por tal motivo la educación para la
tolerancia ha de considerarse un imperativo urgente; pues consiste
precisamente en enseñar a las personas a respetar los derechos, deberes
y libertades que comparten. Es necesario entonces aplicar métodos
sistemáticos y racionales fundados en la educación en valores para
fomentar la tolerancia, la cual como toda virtud se aprende y
perfecciona tanto en el seno de la familia como mediante políticas y
programas educativos orientados al desarrollo del entendimiento, la
solidaridad y la aceptación entre las personas y los pueblos.
Por todo lo expuesto, señoras y señores senadores, solicito la
aprobación del presente proyecto.
Amanda M. Isidori.-
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-2931/03)
PROYECTO DE DECLARACION
El Senado de la Nación
DECLARA:
Su Adhesión al Día Internacional de la Tolerancia a celebrarse el 16
de noviembre, en coincidencia con la fecha de proclamación de la
Declaración de Principios, firmada por la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en el año
1995, quien como representante de los pueblos de las Naciones Unidas
expresó: "Es en la mente de los pueblos donde deben erigirse los
baluartes de la paz, reafirmando la fe en los derechos del hombre y la
dignidad de la persona humana".-
Amanda M. Isidori.-
FUNDAMENTOS
Sr. Presidente.
En París, el 16 de noviembre de 1995 fue proclamada y firmada la
Declaración de Principios sobre la Tolerancia por los Estados Miembros
de la UNESCO, quienes en tanto representantes de los pueblos de las
Naciones Unidas resolvieron "preservar a las generaciones venideras
del flagelo de la guerra, ...a reafirmar la fe en los derechos
fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona
humana, ...y con tales finalidades a practicar la tolerancia y a
convivir en paz como buenos vecinos" (Preámbulo).
Es indiscutible el estado de alarma creciente que produce la
actual intensificación de los actos de intolerancia en sus más variadas
manifestaciones: terrorismo; xenofobia; nacionalismo agresivo;
marginación y discriminación perpetrados contra minorías nacionales,
étnicas, religiosas y lingüísticas, inmigrantes, refugiados; así como
también actos de violencia e intimidación contra personas que ejercen
su derecho de libre opinión y expresión; todo lo cual constituye tanto
una severa amenaza para la consolidación de la paz y de la democracia
en el plano nacional e internacional como un obstáculo para el
desarrollo de las naciones.
De acuerdo con la perspectiva ética que fundamenta a la citada
Declaración la tolerancia está concebida en términos de respeto,
aceptación y aprecio de la rica diversidad de las culturas de nuestro
mundo, de formas de expresión y de modalidades humanas. Tal nivel de
tolerancia se adquiere a través del conocimiento, la actitud de
apertura, la comunicación y la libertad de pensamiento, de conciencia y
de religión. Por tal motivo mediante la tolerancia - en tanto valor y
acción morales - puede lograrse la armonía en la diferencia.
Entonces, no sólo se trata de un deber sino además de una exigencia
política y jurídica: al ser la virtud por excelencia que hace posible
la paz, contribuye a sustituir la cultura de la guerra por la cultura
de la paz.
Cabe aclarar que tolerancia no es lo mismo que concesión,
condescendencia o indulgencia. Pues, tal como lo indica esta
Declaración en su artículo 1, inciso 1.2, se trata por sobre todo de
una actitud activa de reconocimiento a los derechos humanos
universales.
En ningún caso puede utilizarse la tolerancia para justificar el
quiebre de estos valores fundamentales porque en ese caso se caería del
lado de la complicidad, que constituye su contracara.
Asimismo, la tolerancia han de practicarla los individuos mediante el
ejercicio de la ética de la compasión (la capacidad de ponerse en el
lugar del otro), los grupos a través de la ética de la acción
comunicativa (la habilidad de lograr acuerdos mínimos) y los Estados
ratificando las convenciones internacionales existentes en materia de
derechos humanos y, cuando sea necesario, mediante la elaboración de
una nueva legislación que garantice la igualdad de trato y
oportunidades a todos los grupos e individuos de la sociedad.
Estoy convencida de que la educación constituye el medio más eficaz
para prevenir la intolerancia. Por tal motivo la educación para la
tolerancia ha de considerarse un imperativo urgente; pues consiste
precisamente en enseñar a las personas a respetar los derechos, deberes
y libertades que comparten. Es necesario entonces aplicar métodos
sistemáticos y racionales fundados en la educación en valores para
fomentar la tolerancia, la cual como toda virtud se aprende y
perfecciona tanto en el seno de la familia como mediante políticas y
programas educativos orientados al desarrollo del entendimiento, la
solidaridad y la aceptación entre las personas y los pueblos.
Por todo lo expuesto, señoras y señores senadores, solicito la
aprobación del presente proyecto.
Amanda M. Isidori.-