Número de Expediente 2604/03

Origen Tipo Extracto
2604/03 Senado De La Nación Proyecto De Declaración CAPARROS : PROYECTO DE DECLARACION ADHIRIENDO A LA SEMANA DEL DESARME , INSTITUIDA POR LA ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS .
Listado de Autores
Caparrós , Mabel Luisa

Fechas en Dir. Mesa de Entradas

MESA DE ENTRADAS DADO CUENTA Nº DE D.A.E.
23-10-2003 29-10-2003 152/2003 Tipo: NORMAL

Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones

DIR. GRAL. de COMISIONES INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS
24-10-2003 10-03-2004

Giros del Expediente a Comisiones

COMISIÓN FECHA DE INGRESO FECHA DE EGRESO
DE RELACIONES EXTERIORES Y CULTO
ORDEN DE GIRO: 1
24-10-2003 10-03-2004

ENVIADO AL ARCHIVO : 19-04-2004

Resoluciones

SENADO
FECHA DE SANCION: 18-03-2004
SANCION: APROBO
COMENTARIO: SOBRE TABLAS
NOTA:SE AP. UN PD. CONJ.S.2553/03 C/DICT

Órdenes del Día

NÚMERO DE FECHA ESTADO ANEXO
21/04 16-03-2004 CADUCA POR RENOV. TOTAL Sin Anexo
En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones

(S-2604/03)

PROYECTO DE DECLARACIÓN

El Senado de la Nación

DECLARA:

Su adhesión a la observancia anual de la Semana del Desarme, instituida
en la última semana de octubre de cada año por Resolución S-10/2 de la
Asamblea General de Naciones Unidas, y cuyo objetivo es difundir
información sobre la amenaza del armamentismo en el mundo, insistir en
el cese de su proliferación y fomentar una mayor conciencia en la
población mundial acerca del necesario proceso de desarme.

Mabel L. Caparros































FUNDAMENTOS

Señor Presidente:

La observancia anual de la Semana del Desarme,
que comienza el día del aniversario de la fundación de las Naciones
Unidas, se estipuló en el Documento Final del periodo extraordinario de
sesiones de la Asamblea General dedicado al desarme celebrado en 1978
(resolución S-10/2). Se invitó a los estados miembros a difundir
información sobre el peligro de la carrera de armamentos, a dar a
conocer la necesidad de que cesara la proliferación y a fomentar un
mayor entendimiento entre el público de las tareas más urgentes del
desarme.

El 12 de diciembre de 1995 la Asamblea
invitó a los gobiernos y a las organizaciones no gubernamentales
internacionales y nacionales a que siguieran participando activamente
en la Semana del Desarme (resolución 50/72 B). Asimismo instó al
Secretario General a seguir utilizando en la mayor medida posible los
órganos de información de las Naciones Unidas para fomentar entre el
público de todo el mundo una mejor comprensión de los problemas
relacionados con el desarme y de los objetivos de la Semana del
Desarme.

En un mensaje emitido en septiembre de
1998 el Secretario General de Naciones Unidas rogó "a todos los líderes
de las naciones en guerra que dejen a un lado sus propias ambiciones y
que piensen en su pueblo, que resistan la tentación de buscar la gloria
por medio de la conquista y que reconozcan que la capacidad de gobernar
pacíficamente, por sí sola, traerá a ellos y a sus pueblos las
recompensas que merecen".

En las postrimerías del siglo pasado se
derrumbó una barrera ideológica que durante decenios fue fuente de
desconfianza y hostilidad, arrastrando consigo a los temibles
instrumentos de destrucción que eran sus compañeros inseparables. Con
el fin de la guerra fría el mundo asistió al final de la destructiva
lógica de un juego de suma cero, donde más allá del triunfo de un
bloque sobre otro, el presagio de muerte y desvarío tenía alcance
universal.

Pese al cambio en el escenario mundial
y contrariando los pronósticos de algunos especialistas, el mundo no ha
ingresado en una era de paz, cooperación o democracia. Por el
contrario, el fin de la contienda Este-Oeste ha desatado conflictos que
la confrontación principal había mantenido ocultos o latentes.
Marginalidad, pobreza, conflictos étnicos y religiosos, armamentismo y
confrontación entre países periféricos constituyen una agenda no
exhaustiva de los conflictos que debe afrontar el nuevo orden
internacional y que conspiran contra el ideal de paz universal de las
naciones civilizadas del mundo.

Erróneamente los países del mundo,
desarrollados o no, han empeñado casi un siglo de su historia buscando
la seguridad a través de una desenfrenada carrera armamentista. Nada
más errado, pues la verdadera seguridad reposa en el desarrollo, no en
las armas. Y este fue oportunamente el concepto central que
transmitiera el Secretario General de Naciones Unidas en el marco de
su Informe sobre Desarrollo y Cooperación Internacional.

Múltiples han sido los foros y
conferencias internacionales en que la comunidad de naciones expresó su
preocupación por regular y mitigar los efectos de la carrera
armamentista a nivel mundial. Así la Conferencia de los Estados partes
en la "Convención sobre prohibiciones o restricciones del empleo de
ciertas armas convencionales que puedan considerarse excesivamente
nocivas o de efectos indiscriminados" (también conocida como la
Convención sobre armas inhumanas) celebrada en Viena del 25 de
septiembre al 13 de octubre de 1995, no pudo concluir el examen del
Protocolo sobre prohibiciones o restricciones del empleo de minas,
armas trampa y otros artefactos (Protocolo II), por lo cual decidió
continuar su labor. El 12 de diciembre de 1995, la Asamblea General
exhortó a los Estados partes a que redoblaran sus esfuerzos para
concluir las negociaciones encaminadas a consolidar el Protocolo. Se
pidió al Secretario General que siguiera proporcionando asistencia a la
Conferencia de Examen (resolución 50/74). En la actualidad en 64 piases
hay entre 85 y 110 millones de minas terrestres, que según se estima,
dan muerte o mutilan a unas 26.000 personas cada año.

La Conferencia de los Estados partes en
la Convención sobre la prohibición del desarrollo, la Producci6n y el
almacenamiento de armas bacteriológicas (biológicas) y toxínicas y
sobre su destrucción (1996), se celebró en Ginebra del 25 de noviembre
al 13 de diciembre de 1996 a petición de los Estados partes con el
objeto de examinar propuestas para fortalecer la Convención, incluidas
las relativas a las medidas de verificación. Tal era su importancia
que se efectuó un pedido expreso al Secretario General de Naciones
Unidas para que preste asistencia y proporcione los servicios para la
Conferencia y sus preparativos (resolución 50/79, de 12 de diciembre de
1995).



Durante su transcurso la Asamblea
General decidió convocar un cuarto periodo extraordinario de sesiones
de la Asamblea dedicado al desarme, que se celebraría, de ser posible,
en 1997, y que la fecha exacta de celebración y el programa se
decidieran antes de finalizar el periodo ordinario de sesiones de la
Asamblea (resolución 50/70 F). La Asamblea estableció un Comité
Preparatorio para que elaborara un proyecto de programa y examinara
todas las cuestiones relacionadas con el periodo de sesiones. Se pidió
al Comité Preparatorio que celebrara un breve periodo de sesiones de
organización antes de que concluyera el quincuagésimo primer periodo de
sesiones de la Asamblea General con miras a fijar la fecha de su
periodo de sesiones sustantivo. Tal es la importancia asignada al tema
que ya en 1978, 1982 y 1988 se celebraron periodos extraordinarios de
sesiones de la Asamblea General dedicados al desarme.

Finalmente en diciembre de 1990 la
Asamblea General declaró el decenio de 1990 Tercer Decenio para el
Desarme (resolución 45/62 A). Anteriormente el decenio de 1970 y el
decenio de 1980 se habían declarado también decenios para el desarme.
Al aprobar la declaración del decenio de 1990 como Tercer Decenio para
el Desarme, la Asamblea General señala los objetivos comunes de la
comunidad internacional para el decenio, que incluían la reducción y,
en último término, la eliminación de las armas nucleares; la
prohibición total de los ensayos nucleares; el fortalecimiento del
régimen de no-proliferación nuclear y la detención de la carrera de
armamentos nucleares; el fomento de la cooperación para la utilización
de la energía nuclear con fines pacíficos en el marco de salvaguardias
convenidas; y la reducción de los armamentos convencionales y las
fuerzas armadas.

Entre otros objetivos del Decenio se
destacan la concertación de una convención sobre la prohibición de
todas las armas químicas, la prevención de una carrera de armamentos en
el espacio ultraterrestre; el aumento de la transparencia respecto de
los asuntos militares; la ampliación del alcance y las técnicas de la
verificación; y el fomento de la utilización de la ciencia y la
tecnología con fines pacíficos.

En ese Decenio se lograron avances
importantes en este sentido. En 1992, la Asamblea hizo suya la
Convención sobre la prohibición del desarrollo la producción, el
almacenamiento y el empleo de armas químicas y sobre su destrucción
(resolución 47/39), que se abrió a la firma en París en enero de 1993.
En 1993, 1994 y 1995 la Asamblea General pidió a los Estados que
decretaran suspensiones de la exportación de minas terrestres
antipersonales. El 12 de diciembre de 1995 la Asamblea General acogió
con beneplácito la decisión adoptada en 1995 por la Conferencia de las
Partes encargada del examen y la prórroga del Tratado sobre la
no-proliferación de las armas nucleares (celebrada en Nueva York del 17
de abril al 12 de mayo 1995) de que el Tratado continuara en vigor
indefinidamente (resolución 50/70 C).

Como parlamentarios debemos acompañar
el llamado efectuado por el concierto de naciones para que los líderes
mundiales abandonen la desenfrenada carrera armamentista que dominó el
final del siglo pasado, y que disminuyan el nivel de confrontación que
sacude a millones de personas en guerras y odios que parecen no tener
fin. Debemos fortalecer el sistema de convivencia internacional basado
en la Carta de Naciones Unidas y construir entre todos un orden
internacional diferente, sustentado en un sistema de valores
compartidos: la libertad, la democracia y los derechos humanos deben
ser los pilares fundamentales en que se asiente la construcción de un
nuevo orden internacional.

Pese a las actuales circunstancias
mundiales en que el mundo asiste con horror a nuevas confrontaciones
bélicas de proporciones, se hace necesario unirnos a ese llamado y como
estado miembro hacer cuanto esté a nuestro alcance para consolidar la
paz y la seguridad internacionales, colaborando con el sistema de
seguridad colectiva adoptado en San Francisco y revalorizar el rol del
Consejo de Seguridad sobre el que descansa el futuro inmediato de la
paz y seguridad internacionales.

Ante la nutrida actividad de la
Organización de Naciones Unidas y siendo la República Argentina un
estado miembro que no produce ni almacena armamentos, debemos adherir a
la observancia anual de la Semana del Desarme, cuyo objetivo es
difundir información sobre el peligro de la carrera de armamentos, dar
a conocer la necesidad de que cese su proliferación y fomentar un
mayor entendimiento entre la población de las tareas más urgentes del
desarme.

Por las razones expuestas solicito de
mis pares la aprobación del presente Proyecto de Declaración.


Mabel L. Caparros